Dos chicles de menta, dos de coca-cola y uno de fresa.

Me he asoma a la ventada, para que me diera el aire y visualizar algo para plasmar aquí con forma de letras e ideas.
Lo primero que he visto es un coche azul,un peugeot 206 especificando, que por cierto está mal aparcado. Sus dos ruedas derechas están encima de la acera, y ésta no es muy ancha que se diga, lo cual obstaculiza el camino de muchos viandantes que tienen un destino. Y no son precisamente los viandantes los que me importan (sinceramente), si no yo mismo. Sé que es egoísta, pero ahora yo quiero salir de casa y tengo que ir saltando las plantas de mi abuela (vaya gracia). Y si quiero sacar al perro, bueno oye, si tengo que sacar al perro, como éste mea en las ruedas de los coches pues mira, lo saco, mea en las ruedas y para casa, y así me ahorro dar la vuelta a la manzana. Pues mira, si al final me va a salir rentable, porque si quiero salir de casa, lo puedo hacer por la puerta delantera, así me ahora saltar las plantas de mi abuela, y de paso ya paro en el estanco y me compro dos chicles de menta, dos de coca-cola y uno de fresa.
Mira, si al final el coche me hace un gran favor.

Vaya, ahí viene la dueña, toda emperifollada con un vestido rosa, unos taconazos (mustang) negros de 12 centímetros, si no me falla mi vista miope.
Recién salida de la peluquería. Lo aprecio por el gran brillo de su pelo negro de bote alisado a la perfección y su voluminosidad.
Ahí va, arranca (al segundo intento), y se le cala al bajar las ruedas de la acera. Logra encenderlo, y a la tercera va la vencida.
Allá va, a 80 por hora en una carretera secundaria marcada a 50. ¡Ay! que peligro.

Y ahora, mi acera está libre, pueden pasar los viandantes tranquilamente y yo no tengo la necesidad de saltar las plantas de mi abuela. Mi camino será más corto, pero así no tendré mis dos chicles de menta, dos de coca-cola y uno de fresa.

Bueno, pues casi mejor salgo por la puerta delantera y los compro.