Golfa a pesar de.

Ella es una chica que siempre se consideró inmune a los golpes que da la vida, a las puñaladas traperas y a las dotadas malas leguas que hay en el mundo.
De echo, siempre va con la cabeza bien alta, el cuello bien estirado, con sus andares femeninos, sus tacones de medidas abismales y sus faldas por encima de la rodilla.
Se cree una mujer ya mayor, experta en esto de la vida y sus inconvenientes, pero en realidad siempre que pasa por un paso de cebra va saltando las líneas blancas, procura no pisas las líneas de las baldosas, ni pasar por debajo de una escalera y mucho menos derramar sal ni romper un espejo, pero por lo contrario, tiene un gato negro, de ojos verdes amenazadores a la par de preciosos.
Pero a pesar de lo que ella piensa, la vida le juega las cartas de diferente modo, complicandole su camino de rosas con curvas y altibajos.
La vida quiso colocar en su camino a un extraño ser de piernas largas y de encantos a su gusto y preferencias, y claro, en sus redes se dejó caer, tonta ella.
Él le bajaba la luna, le hacia tocar el cielo con sus besos y la hacia feliz con su presencia. Lo que ella no sabía es que todo ser de este mundo tiene otro lado y que la vida, si le sale de las narices joderte, lo hará, y de lo lindo.
Pero lo que a ella aun le falta por descubrir es que la vida no controla la faceta que tiene la gente ser tan puta. ¿Y sabes qué te digo? Se puta, que si la vida no te juega bien las cartas, es lo mínimo que se merece.