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martes, 20 de octubre de 2009
Me sobran horas.
Cuando no estás me sobran las horas, de forma que las domestico y las hago saltar en mis manos dando volteretas y acrobacias varias.
También les pongo nombres como Ruperta, Dulce (esta suele ser de las 5 a las 6, más o menos a la hora de la merienda) y Magdalena (a la hora del desayuno). Pero como no suelo tener muy buena imaginación para los nombres, al resto les pongo tu nombre, y me hace ilusión gritar y susurrar tu nombre continuamente.
Cuando me voy a dormir ellas se vienen conmigo y me arropan, me dan caricias y me susurran al oído como (supongo) harías tú.
Pero por la mañana, cuando me despierto, solo está una, la que tiene mal despertar (de 8 menos 10 a 9 menos 10 de la mañana), el resto se habían ido sin decir nada, cogiendo sus pequeños zapatitos y con la cremallera de sus carcasas casi sin subir. Me dejan, como todas las mañanas, como tu. Lo bueno es que suelen regresar y como ellas hay millones, pero tu ni regresas ni hay nadie como tu, lo que me lleva a echarte de menos.
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...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazon
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
TE SIGO TU BLOG
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesia ...
AFECTUOSAMENTE
BIENVENIDOS A LA HISTORIA INTERMINABLE
jose
ramon...
Me ha encantado lo que has escrito. Me parece de una ternura sublime.
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