Mi querido, echo de menos tus palabras y tus poesias. Tus "Te quiero" cursiva y de "O" rendoda.
Tu perfecta caligrafía y tus márgenes de un centímetro y siete milímentros; y sobre todo tus mayúsculas remarcando nuestros nombres, juntos.
Las cartas de 4 pliegues siempre me encantaron, y aún más todas aquellas que iban acompañadas de una imagen de nuestro pasado, pasado común, felicidad, ya sabes.
También me encantaron tus ingeniosas posdatas, de cariño infinito y finitas palabras.
Siempre solías hacer algún dibujo muy "cuco" en el sobre, en el lado de destinatario, como por ejemplo, la que me mandaste el 15 de febrero, por San Valentín. Un poco tarde sí, pero por ser tú siempre fue suficiente. Ésta tenía un dibujo de un corazón, y no era más que lápiz algo difuminado por el dedo índice, pero era tan... tan... no sé, tan romántico por tu parte que me enamoré estúpidamente del dibujo. De él el que más, pero muchos otros muñequitos estúpidos de felicidad desconocida me hicieron felices.
Sabes que siempre adoré tus cartas, bueno, siempre te adoré a ti, y a tu forma de ser y a tu ser en general, pero también supe que no te iba a tener para siempre, pero eso no quise saberlo. Diría yo que era miedo, no me lo preguntes.
Fue un placer estar aquí, en ti.
Te adoro.
Pd: siempre me acordaré de aquel tanto de septiembre.
Rmte: Tu amiga la soledad.
q xulo....eu antes tamen escribia cousas asi...levo tanto sen poñerme a escribir qe me da medo non saber igual q antes e non ter esa inspiracion!!!!!!!
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