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domingo, 4 de septiembre de 2011

Día 70

La miras por delante y ves una chica sonriente, ojos marrones, pelo y tez morena. Estatura normal, delgada (con un buen cuerpo), andares firmes, dedos de pianista, mirada sincera y cabeza alta. Un chica normal, sencilla, de las que te cruzas a diario por la calle o se sientan en la mesa de al lado en un bar.
Le gustra escribir, la música, tocar el piano y el acordeón.
Siempre le gusta ir muy coqueta y arreglada. Una de las cosas que le da dolor de cabeza es elegir la ropa que se va a poner para salir de fiesta. Le gustan los tacones, los vestidos y los pantalones de colores.
Como a todo el mundo, le gusta verse guapa. Se mira en todos los cristales cuando va por la calle, y regala sonrisas a cualquiera.

Ella siempre camina hacia delante y muchas veces no sabe lo que tiene detrás, pero yo se lo voy a decir.
A sus espaldas me tiene a mi y a mucha otra gente empujando para cuando sus piernas no den seguido. Susurrandole al oído "sigue caminando, sigue caminando". Manos que cuando se siente sóla le agrran con fuerza y le dan aquello que necesita.
Detrás suya también tiene la música, la compañera en momentos de soledad. Bueno, la música y los recuerdos, aquellos que ha vivido y ha ido depositando en su memoria. Aquellos en los cuales las risas y sonrisas no tienen fin. Aquellos momentos que vivimos y tanto disfrutamos.

No sé, quizá sea por verla por delante todos los días lo que haga que tanto la quiera, o el hecho de poder estar detrás, empujando y animando el que haga que no pueda despegarme de ella.
No lo sé, pero sea como fuere, mis manos nunca se despegarán de su espalda, empujando hacia delante siempre.
SIEMPRE.

1 comentario:

  1. A estas alturas creo que cualquier cosa que te pueda decir sobra.
    A medida que iba leyendo, se me ha puesto la piel de gallina y mis ojos se han ido humedeciendo poco a poco.
    Si había alguna duda de que me conoces a la perfección, puedes estar seguro de que acaba de desaparecer.
    Gracias, y no te las doy por dar, gracias por apoyarme, siempre, en las buenas y no tan buenas locuras que a veces hago, gracias por ser mi amigo, por quererme por existir.
    GRACIAS

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